martes, 23 de agosto de 2011

A este feminismo le hace falta actos heroicos...

Del romanticismo siempre me gustó la imagen del héroe o de la heroína, seres capaces de romper con las imposiciones de las sociedades en las que vivían. Un héroe o una heroína podía ser cualquiera que estuviera dispuesta a llevar hasta las últimas consecuencias sus compromisos con el amor, con las ideas, con la gente. Heroínas las hay de todos los estilos; Julieta Capuleto, Jane Eyre, María Cano, Juana Julia Guzmán, Rosa Parks son algunos nombres reales y de ficción que dan cuenta que para ser una heroína no hacen falta actos de peligro o de audacia extrema, alguien que dice lo que piensa sin tapujos es una heroína…..

Eso me hace pensar en la práctica política de algunas feministas temerosas del debate….esas que opinan en cafés y por teléfono pero que ni siquiera son capaces de responder un mail (no sea que alguien lo imprima y sepan lo que pienso), esas que te dicen en los pasillos que tienes razón y te dan una palmadita, esas que temen que su pensamiento se levante y cree una gran discusión, como si el feminismo fuera un club de amigas y no una postura política, una teoría critica que se fundó y se refunda día a día sobre fuertes debates.

No hay heroínas en este feminismo colombiano del siglo xxi? Ser una es sencillo, no tiene que gritar, no tiene que insultar, no tiene que renunciar, no tiene que usar un vestido al estilo mujer maravilla de color violeta….solo tiene que dejar escuchar su voz y su pensamiento, justo como hace más de 100 años lo hizo un grupo de mujeres.

Este feminismo necesita con urgencia heroínas dispuestas a cambiar el orden establecido, el cual no se transforma con falsos unanimismos o con el club de los aplausos y del mutuo elogio. Hay que retomar las discusiones difíciles, volver a hablar de proyecto político, volver a hablar de revolución cultural, volver a imaginar la acción política...alguna se apunta?

Adenda: recuerdo que hace unas semanas leí una carta que decía que había que dar discusiones de fondo y dejar de lado tonterías como las del Hotel….les recuerdo que una discusión por un florero fue la excusa perfecta para llamar a la desobediencia y a la independencia…….

miércoles, 17 de agosto de 2011

El XII Encuentro feminista latinoamericano es de todas… incluso de quienes tenemos diferencias en las formas de organizarlo.

Las integrantes de Desacato Feminista hemos reflexionado de manera individual y colectiva sobre este proceso de debate, seguras de que nos anima un espíritu propositivo y democrático. Este documento presenta nuestras conclusiones y los pasos que queremos andar de aquí en adelante:

  • Reivindicamos nuestra postura, como colectivo y como feministas. Nuestras palabras y posturas surgen de nuestras propias reflexiones y no somos voceras de nadie distinto a las cuatro feministas que pertenecemos a este colectivo, de ahí que reafirmamos que el origen de nuestras diferencias son nuestras convicciones y nuestra apuesta política.
  • Nuestra crítica se ha dado teniendo en cuenta que nosotras mismas hemos sido parte de este proceso y por ello nos sentimos co-responsables del curso que ha tomado la organización del 12 EFLAC. Sin embargo, consideramos que los espacios no han garantizado la expresión del disenso o la diferencia dentro de la organización. Diferencias que se construyen en el proceso y que no pueden ser negadas simplemente con el argumento de que no se expresaron desde el principio.
  • Consideramos que hay una grave divergencia entre lo expresado en el documento central del 12 EFLAC: Desatar, Desnudar y Reanudar y las prácticas reales en la organización del evento. Si como se ha dicho, “el Encuentro ya empezó”, consideramos que asuntos básicos como llevar adelante un proceso abierto, inclusivo y plural, en donde tuvieran voz y participación las regiones y feministas de todo el país han sido reiteradamente incumplidos. Voces de las regiones expresaron el desacuerdo con el monto de la inscripción y el lugar del Encuentro y nunca se abrieron los escenarios que permitieran circular estas diferencias.
  • Consideramos que no somos reconocidas como pares o interlocutoras válidas. Recordamos con Mouffe, que expresar la diferencia es parte de un proceso democrático, en el que se deben propender por plantear conflictos no antagónicos sino agonistas: “el agonismo establece una relación nosotros-as/ellos-as en la que las partes en conflicto, sin bien admitiendo que no existe una solución racional a su conflicto, reconocen sin embargo, la legitimidad de sus oponentes. Esto significa que, aunque en conflicto, se perciben a si mismos como pertenecientes a la misma asociación política, compartiendo un espacio simbólico común dentro del cual tiene lugar el conflicto”.
  • Consideramos que las decisiones han sido tomadas al margen de cualquier debate. En ese sentido, se ha querido instalar la idea de que estamos boicoteando el EFLAC y no lo que en realidad hemos querido: proponer, debatir y criticar para construir. Se ha planteado nuestra postura como antagónica con el fin de restarle legitimidad y con ello ignorar el conflicto.
  • Sabemos, porque hemos estado allí, que la decisión sobre el lugar del EFLAC se tomó de manera mayoritaria pero no consideramos que sea una decisión colectiva como expresan en la carta que nos enviaron. Para nosotras lo colectivo tendría como base un consenso, consenso que no se logró y que se resolvió votando y por mayoría. Frente a lo que sólo queremos traer la reflexión de Elias Canetti “Nadie ha creído nunca de verdad que la opinión de la mayoría en una votación sea también por su mayor peso, la más sensata”.
  • Siguiendo con nuestra idea de plantear un conflicto agonista, queremos manifestar que en este momento lo que está en juego y lo que estamos retando es un tipo determinado de relaciones de poder. No estamos de acuerdo y estamos dispuestas a luchar por transformar la creciente concentración del acceso al dinero de la financiación y de la toma de decisiones. Desde nuestro punto de vista hay diferencias de clase profundas que se manifiestan en el peso que se le da a la voz de unas y de otras y su influencia en las decisiones que se toman. Nos oponemos a reproducir esa tradicional práctica patriarcal de que quien tiene el dinero es quien manda y es al dinero al que hay que obedecer.
  • En ese sentido, consideramos que el dinero de la financiación del EFLAC lo lograron las responsables de la tarea por el carácter político, simbólico e histórico que tiene dicho Encuentro y no por acciones individuales. Desde luego se necesite quién redacte un proyecto, pero el dinero no se lo dan a una persona, sino al feminismo de América Latina y el Caribe.
  • Seguimos seguras de que el Encuentro no es de quienes lo organizan sino de las feministas de la región y de Colombia en su conjunto. Por ello no vamos a claudicar en nuestro empeño por seguir en el debate. Seguiremos participando en los foros que se abran y sobre las temáticas que nos convocan pero no desde las comisiones organizadoras sino en nuestro carácter de feministas. No queremos cancelar el diálogo ni cerrar la puerta al debate sino resituarnos, desde una posición en la que nuestras posturas no sean acalladas por el hecho de ser parte de la organización del EFLAC.

Bogotá, agosto de 2011

Celenis Rodríguez Moreno

Diana Gómez Correal

Angélica Bernal Olarte

Alejandra Ortiz Valencia

martes, 16 de agosto de 2011

De nuevo a defender el aborto

No me imagino cómo se sentirán las feministas que vienen peleando desde hace décadas por la legalización del aborto. Año tras año, presentando los mismos argumentos, defendiendo las mismas ideas y cuando parece que se da un pequeño pero fundamental paso, de nuevo y de un plumazo se retrocede escandalosamente.

Una vez más tenemos que defender un asunto básico de autonomía y control sobre nuestros cuerpos. De nuevo trataré de ofrecer los argumentos que por años hemos esgrimido en este asunto. Parto de aclarar que no estoy a favor de la simple despenalización sino de considerar el aborto como un derecho fundamental de las mujeres que debería ser libre y gratuito para todas. Es decir que, no comparto aquello de restringir el derecho sólo a algunos casos. El problema con los casos que por lo general se despenalizan, es que primero hay que probar que el sufrimiento de la mujer es tal que se “merece” un aborto legal. Para mí el aborto debería tener como único requisito una decisión libre e informada de cada mujer.

Hay que tener en cuenta que los países con experiencias de despenalización o legalización del aborto no imponen la práctica como obligación para ninguna mujer sino que cada una puede decidir. Además, por lo general, se toman en serio eso ofrecer programas integrales que incluyen educación sexual, garantías para la efectiva autonomía de las mujeres en otras áreas de su vida, información y suministro gratuito de métodos anticonceptivos; incluyendo la píldora del día después, que previene de forma eficaz el embarazo y obviamente los abortos.

También se sabe de sobra que la penalización del aborto termina teniendo un sesgo de clase: las mujeres pobres, con menor educación, menores oportunidades laborales, que viven fuera de los núcleos urbanos, aquellas que deben decidir entre comprar comida o píldoras anticonceptivas son quienes van a la cárcel o terminan muertas por abortos realizados en condiciones antihigiénicas o con técnicas rudimentarias y peligrosas.

Las mujeres con mayores recursos mientras tanto, podrán acudir a los centros en donde se seguirán realizando abortos a pesar de la prohibición, les darán unas pastillas en la mayoría de los casos o un sencillo procedimiento les permitirá seguir adelante con su vida. Y esto me lleva a otra reflexión: hay muchas mujeres que abortan porque no quieren en ese momento de su vida un embarazo. Lo hacen serenas, seguras y tranquilas porque prefieren abortar a cargar con una maternidad no deseada. El aborto para todas no es ese acto lleno de dolor y desesperación que nos han querido pintar. No niego que para algunas lo es, pero para muchas no y éstas últimas merecen ejercer su derecho tanto como las otras.

Finalmente, es importante resaltar que ningún método anticonceptivo es 100% seguro. Es decir, por más que se tomen todas las medidas siempre hay riesgo de embarazo, así que lo mínimo sería poder decidir no tener hijos ni hijas en una sociedad en donde la maternidad es una carga para las mujeres: podrán decirme que algunas la gozan y las felicito pero no podrán afirmar que la sociedad, el Estado o los varones asumen de verdad la responsabilidad que tienen en el cuidado y la crianza de los hijos y las hijas. La maternidad transforma de manera definitiva la vida de las mujeres: lo mínimo es poder decidir cuándo se quiere asumirlo, si es que se quiere.
Bombón

martes, 9 de agosto de 2011

La construcción colectiva es tuya y mía

Muchos procesos sociales surgen a partir de deseos o pequeñas ideas en abstracto, desde planear pilatunas escolares, realizar “trabajos en grupo” como nos propone la academia, hasta el reto de organizar el XII Encuentro Feminista Latinoamericano y del Caribe en Colombia. Casi sin darnos cuenta, nos vamos juntando, vamos creando ideas nuevas, construyendo apegos, enlazando corazones, generando amistades que superan en tiempo e impacto los propósitos iniciales para los cuales nos habíamos reunido la primera vez.
Desde el feminismo he aprendido de manera consciente que construir conjuntamente es posible. Lo he escuchado llamarse “construcción colectiva” y ha sido una metodología con la que hemos hecho trizas el mito de que “las mujeres no podemos trabajar juntas, nos tiramos rayo y nos tenemos envidias mutuas”. Todo lo contrario, es una forma de actuar diferente, mucho más abierta y franca, con consciencia del disenso, con espacio para el conflicto y con la oportunidad de transformarlo.
No queremos Unidades Nacionales dentro del feminismo, no es nuestro deseo homogeneizar nuestros pensamientos para fingir que no pasa nada. Queremos caminar juntas sin temores, aprendiendo de los debates y las críticas. En la construcción colectiva no se necesita generar bandos, no se construye desde los odios. El EFLAC no le pertenece a una o a dos, es de todas y no es de ninguna. Es parte del acumulado histórico de las feministas, porque las mujeres no nacemos, sino que nos queremos construir colectivamente.
Burbuja